domingo, 22 de agosto de 2010

Afiche asesinato a pilotos


El valor de la vida

Cada día nos encontramos con la tragedia de las estadísticas de muertes violentas del día anterior. Los asesinatos de pilotos y sus ayudantes se agudizan, sin que nada parezca poder detenerlos. Las viudas de los pilotos, hoy organizadas, así como los familiares de las víctimas se quedan en el mayor desamparo, sin que se promuevan programas concretos de apoyo hacia ellas y sus hijos.


En las últimas semanas hemos pasado de asesinato de pilotos al ataque a buses a través de disparos o lanzamiento de granadas, sin más lógica que la de causar daño masivo a víctimas desconocidas e inocentes y provocar terror entre la población.

En calles oscuras o alejadas aparecen vehículos o bolsas plásticas con cadáveres de personas desconocidas, a veces atadas de las manos o con señales de tortura. Las especulaciones populares van desde culpar a las maras, al crimen organizado, a la competencia en el transporte o a sectores políticos interesados en desestabilizar la institucionalidad del Estado.

Existe un sentimiento de angustia y temor de salir a la calle, pero también de ausencia del Estado y de impotencia ante los hechos.

Esta situación genera en la población una actitud de agresividad que busca soluciones de violencia; incluso existen personas o grupos que, aprovechando la desesperación del pueblo, se permiten sugerir que se declare un “estado de Excepción”, sacar al Ejército a las calles y aplicar la pena de muerte.

La crisis es real, el nivel de violencia es inaceptable y el Gobierno debe demostrar que tiene la capacidad de responder, lo cual implica la responsabilidad de fortalecer las estructuras de “inteligencia civil”, al igual que la estructura de seguridad civil, logrando la depuración y profesionalización de la Policía Nacional Civil a todos los niveles.

Lo que no podemos permitirnos es caer en una amnesia colectiva y pensar en la militarización del país. Este es un fenómeno que ya vivimos con consecuencias muy dolorosas que hasta la fecha no terminan de sanar. El Ejército tiene una función legítima en cuanto a proteger al país de las amenazas externas, incluyendo al crimen organizado internacional. Pero la seguridad interna debe ser civil y democrática

Tampoco la pena de muerte ha resuelto la problemática del delito en ningún lugar del mundo. La justicia fuerte, eficaz e independiente, unida a una estrategia de prevención, ha sido y será la verdadera solución.

Por supuesto que esto conlleva la necesidad de tener los recursos necesarios tanto humanos como económicos.

Actualmente existen movimientos que plantean la necesidad de retomar valores humanos, y me parece particularmente importante y revitalizador que sean precisamente los movimientos de jóvenes quienes se pronuncien asumiendo la defensa de la vida como valor fundamental, lo cual comparto; la prioridad debe enfocarse esencialmente en el derecho a la vida, sin dejar de lado la importancia de la integridad, la justicia, la solidaridad y la responsabilidad ciudadana como base para avanzar hacia una sociedad equitativa y congruente con la construcción de un estado democrático y respetuoso de los Derechos Humanos.

Hoy, en la celebración del Día Internacional de la Juventud, exhorto a los jóvenes a constituirse en Defensores del Derecho a la Vida como la misión y objetivo de su trabajo.

FRANK LA RUE LEWY

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